Si Javier Marías tiene un blog actualizado y seguido semanalmente, ¿por qué no iba a tener el mío? Que Marías es un gran escritor, reconocido en todo el mundo hispánico y a veces fuera de él... OK, por eso su blog lo postean en El País, y yo me limito a usar el servicio gratuito de Google. No compartiremos ni la genialidad ni los amigos, pero el propósito de escribir creo que sí. Al leer las notas semanales de Marías uno no puede evitar pensar que se puso a escribir, y que mandó al periódico lo primero que le salió de la mollera.
Actualmente, cualquier pendejada que dicen los escritores es considerada texto bíblico y se enmarca y utiliza como referencia, como asidero al momento de argumentar ideas de las que a veces ni nosotros mismos estamos convencidos. Pero que no se malentiendan ni sobreinterpreten mis palabras: pocos personajes de la literatura hispana actual observan tal recato y responsabilidad al momento de publicar (de-hacer-públicas) sus personalísimas opiniones como Marías. La mayoría está más presta a decir cuanta perogrullada se le ocurre, que reflexionar el capítulo más reciente de la novela que en ese momentó esté escribiendo (porque en general son los novelistas quienes no se cansan de compartir sus ideas y pensamientos; parece que la poesía limita los disparates).
Aunque la culpa es, en gran medida, de aquellas personas a quienes se les ocurre preguntarle a tal o cual escritor de mediana calidad qué piensa de las acciones del gobierno o qué del alza en las tarifas del transporte público. Es como sería preguntarle a un diputadete (que se está haciendo jodidamente rico, pero eso no le eliminará nunca el "-ete" en todos los ámbitos de su mugrosa vida) qué piensa de las innovaciones narrativas de Xavier Velasco. Las cuales, por otro lado, me imagino inexistentes, aunque mi opinión es francamente limitada, pues me declaro fiel no seguidor suyo, por lo que he leído muy pocas páginas de su prosa. doce de ellas, para ser exacto. Y para ser aún más preciso, la que más me gustó fue la número 6, la que trae la retahíla de datos legales (tan prescindibles en un país tan ilegal como el nuestro). Siempre me ha caído bien leer la dirección "Av. Universidad 767 Col. del Valle", seguida por los domicilios de Santillana en todas los países de Iberoamérica donde tiene oficinas (que me parece que son todos, o por lo menos la mayoría).
El caso, pese a la digresión, era que ni Xavier Velasco tiene innovaciones narrativas extraordinarias ni los escritores en general ofrecen propocisiones verdaderas, y sobre todo honestas, acerca de las realidades política, económica o social de nuestros países. Ah, y que los diputadetes son unos hijos de puta.
Afortunadamente con el aire acondicionado se limita el calor que asola la ciudad. Trágicamente, dicho aire ha contribuido y contribuye a que las condiciones climáticas sólo puedan empeorar. Ya nos adaptaremos; en Un mundo feliz lo hicieron, y sólo tuvieron que destruir la civilización.